Estos ciudadanos que aman a su país pero se encuentran atrapados entre la elección de quedarse o irse, porque ya no reconocen el país de su juventud o del que sus padres hablaban a menudo.
Entre estos ciudadanos crece la preocupación por las agresiones, los robos, las incivilidades, el tráfico, el aumento del comunitarismo y la “fractura de la sociedad”, y algunos prefieren priorizar su calidad de vida y su seguridad.
Mauricio se ha convertido en un destino de ensueño para muchos profesionales e inversores, pero también es un paraíso para muchos jubilados a los que les encanta la suavidad del entorno vital combinada con las ventajas fiscales.
Muchas de las ventajas de la isla, como el crecimiento económico, una población acogedora, la diversidad cultural, un clima templado y playas de arena fina, hacen que el país sea aún más atractivo.
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